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El emprendimiento social es el ejemplo de que cada vez más personas buscan una alternativa laboral que no solo les permita desarrollarse profesionalmente, sino también tener un impacto positivo en la sociedad.
En este artículo te contamos a fondo en qué consiste esta clase de emprendimiento y qué tipos existen. También te damos algunos ejemplos inspiradores y te contamos un poquito de nuestra experiencia personal como emprendedoras sociales.
Si has llegado a este artículo es porque, como mínimo, tienes algo de curiosidad sobre el emprendimiento de carácter social. Puede que incluso tengas alguna idea emprendedora de tipo social y aún no sepas cómo llevarla a cabo.
Lo primero que debes saber es que existen muchos tipos de emprendimiento social, casi tantos como ejemplos concretos. Y es que, como veremos, los problemas a los que se puede dar solución desde la actividad empresarial son muchos y muy distintos entre sí.
Cuando hablamos de este tipo de emprendimiento, normalmente nos referimos también a aquellos proyectos que tienen un impacto medioambiental y cultural. Al fin y al cabo, los conceptos ‘sociedad’ o ‘social’ son muy amplios, muy complejos y muy difíciles de delimitar.
Por tanto, para nosotras, se pueden considerar como emprendimiento social las actividades emprendedoras que tengan por objetivo lograr un efecto beneficioso en la naturaleza o en las personas, ya que ambas tienen retroalimentaciones entre sí.
Los problemas a los que puede hacer frente el emprendimiento social son muy diversos, así como la manera de afrontarlos.
Algunos proyectos se centran en la acción local o en solucionar necesidades muy concretas. Otros deciden desarrollar estrategias más completas y holísticas para abordar un problema desde múltiples perspectivas.
Un ejemplo de emprendimiento social de acción local o directa sería TOMS Shoes, una compañía de calzado que regala un par de zapatos a familias necesitadas por cada par que vende.
Por otro lado tendríamos el caso de la organización Aldaba, cuyo objetivo es la capacitación tecnológica de las mujeres. Sus vías de acción son muy variadas: cursos, asesoramiento directo, colaboración con empresas…
Si bien el objetivo final o la misión de TOMS Shoes seguramente sea acabar con la desigualdad, la pobreza y la exclusión social, su manera de actuar está muy delimitada. En cambio, Aldaba sí que desarrolla una estrategia más amplia para desarrollar su objetivo.
Estos ejemplos son muy idóneos para ver los distintos tipos de emprendimiento social de los que hemos hablado, y ambos son igual de válidos. No obstante, hemos de reconocer que desde Verde Agua somos más partidarias de un emprendimiento social 360º que incorpore esta filosofía en su totalidad.
Algunas problemáticas a las que suelen dar respuesta muchos proyectos de emprendimiento social, de una u otra manera, son:
El emprendimiento social también ha sido objeto de crítica en varias ocasiones. Alguna de las críticas que suele recibir es que no va a la raíz de los problemas, sino que funciona a modo de parche. Pero… ¿es esto cierto?
La realidad es que estas críticas, muchas veces, se hacen a la ligera, sin fundamentar y mucho menos sin conocer la inmensa realidad y diversidad de proyectos que existen.
Como hemos mencionado, existen proyectos que abordan problemas de manera más global y otros de un modo más local. Algunos pueden recibir más aplausos que otros, pero todos ellos son símbolo de que las empresas pueden (y deben) llegar a ser un agente activo en la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Involucrar al mundo de la empresa en la generación de ideas para solucionar problemas sociales es esencial. Al fin y al cabo es este sector el que canaliza la gran parte de la inversión económica y, pese a quien le pese, para cambiar las cosas hace falta que se muevan grandes cantidades de dinero.
¿Qué algunas ideas funcionan a modo de parche? Es posible. Pero eso no significa que no exista una idea detrás y una utopía hacia la que avanzar.
Lo importante es no confundir el greenwashing que realizan muchas empresas con el emprendimiento social, ya que esto no sería nada justo para todos los emprendedores y pequeñas empresas que luchan cada día por mejorar el mundo en el que vivimos.
Aunque ya hemos mencionado que existen miles de iniciativas, muy distintas entre sí, merece la pena destacar algunos ejemplos concretos para hacernos una idea de cómo funciona el ecosistema del emprendimiento social.
La Economía Social y Solidaria (ESS), por ejemplo, se ha convertido en todo un movimiento de emprendimiento social que ha sido capaz de unir a un montón de empresas (en su mayoría cooperativas) capaces de generar redes económicas prácticamente autosuficientes. En España, la ESS genera una gran parte del empleo y de la riqueza del país.
Muchos de los proyectos que se engloban en esta red parten del denominado emprendimiento social y comunitario, que pone en el centro el desarrollo local.
Por otro lado, fuera de esta red, hay un montón de startups y proyectos de carácter muy diverso. En este sentido tiene especial importancia el emprendimiento social juvenil, ya que es el que más destaca.
Las emprendedoras sociales (sí, en femenino) también son unas de las grandes protagonistas de esta alternativa de empleo, ya que muchas de estas ideas son llevadas a cabo por mujeres.
Es cierto que España no es un país que destaque por el volumen de emprendedores que tiene. Sin embargo, el emprendimiento social se va abriendo camino como puede, y cada vez tiene más potencial.
La alta tasa de paro juvenil en nuestro país hace que muchos tengan que ir a buscar trabajo fuera, incluso cuando no está entre sus planes deseados.
En este contexto, el emprendimiento social puede ser una buena opción para todos aquellos jóvenes que buscan empezar un proyecto laboral pero no se sienten realizados en trabajos por cuenta ajena.
Nosotras, como emprendedoras sociales, os animamos 100% a hacerlo. Sabemos que empezar una start-up o hacerse autónomo puede parecer algo complicadísimo, y simplemente la idea puede ser abrumadora en un principio. Pero por eso queremos darte algunos consejos basados en nuestra experiencia personal:
• Pide asesoramiento. Existen muchos puntos de información y organizaciones especializadas en asesorar para el emprendimiento. Estarán encantados de ayudarte y te abrirán muchas puertas.
• Busca financiación externa. Cualquier premio, mecenazgo o subvención puede ser un buen impulso para llevar a cabo tu idea. También puede servirte acudir a congresos, plataformas de crowdfunding o prepararte un buen elevator pitch por si te encuentras con un generoso inversor…
• Ayúdate del capital humano que hay a tu alrededor. Seguro que tienes amigos o compañeros de universidad con quien te entiendes perfectamente. ¿Por qué no empezar a desarrollar una idea de negocio juntos?
• MUÉVETE. No tengas miedo de contarle a la gente tu idea, pedir opinión y aprovechar cada pequeña oportunidad que encuentres. Todos los puntos se acaban uniendo, y cuanto más trabajes y pienses sobre tu proyecto, más cerca estarás de hacerlo realidad.
Esperamos que estos consejos te inspiren y te sirvan si estás dándole vueltas a alguna idea. Hoy en día, con Internet, las posibilidades de tener visibilidad son muy amplias. No obstante, que nadie te cuente milongas: hace falta mucho trabajo duro para sacar adelante un proyecto de emprendimiento social. Pero eso no significa que no sea posible.
La clave está en encontrar y definir al máximo aquello en lo que crees para después tratar de monetizarlo.
Si necesitas ayuda o quieres algún consejo más personalizado, no dudes en escribirnos.
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