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Según afirman investigadores del ámbito de la Ingeniería de Diseño, el 80% de los impactos medioambientales de un producto a lo largo de su ciclo de vida, se generan en la fase de diseño.
Y es que, si bien es esencial contemplar características como la biodegradabilidad o el reciclado del producto, lo es aún más atender a la manera en la que se producen y conciben desde su ‘nacimiento’. De hecho, según la regla de las 6R es más importante ‘repensar’ que ‘reciclar’, o al menos debería ser un paso previo que nos ahorre muchos desperdicios.
En este último sentido entra en juego el ecodiseño, un concepto que está en auge y tiene un largo futuro. ¿Te suena? En este artículo te contamos qué es, en qué se diferencia con el diseño sostenible y te enseñamos algunos ejemplos.
Existen distintas definiciones de ecodiseño. Una de nuestras favoritas es la que da Joan Rieradevall, investigador y profesor de ingeniería en el Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales de la Universidad Autónoma de Barcelona.
Según él, el ecodiseño tiene que ver con las acciones orientadas a la mejora ambiental del producto en la etapa inicial del diseño. Algunas de las decisiones a tomar son la selección de materiales y la mejora del proceso de fabricación y transporte del producto. No obstante, también es importante pensar sobre cómo se van a minimizar los impactos en la etapa final del tratamiento.
Es decir, diseñar desde una perspectiva del ecodiseño significa desarrollar una visión global que tenga en cuenta todo el ciclo de vida del producto.
Al igual que se pretende cumplir con criterios como la ergonomía a la hora de diseñar un producto, ¿por qué no considerar centrales, también, los costes medioambientales en los que puede incurrir un producto?
Además, el ecodiseño no intenta solo minimizar el impacto ambiental, sino que da un paso más allá. ‘Ecodiseñar’ supone imitar a la naturaleza y buscar en ella inspiración para crear productos. También supone un fuerte aporte a la Economía Circular.
Esto no es algo nuevo, sino que ya lo hacían artistas modernistas como Gaudí hace años. Y es que la naturaleza tiene mucho que enseñarnos en cuanto a lo que diseño se refiere. Algunas características observables en ella son la proporcionalidad, la multifuncionalidad, el no desperdicio ni ostentosidad…
Pensar en términos de ecodiseño significa pensar de manera sistémica. El pensamiento global, holístico y sistémico es una cualidad muy importante y útil a la hora de estimular nuestra creatividad y también de explorar nuevas vías de negocio.
Puede resultar paradójico que, al tener más límites (tener en cuenta el impacto contaminante), podamos ser más creativos, pero lo cierto es que ocurre. De hecho, en muchas ocasiones, la creatividad encuentra más estímulos para florecer si lo hace bajo ciertas fronteras, y eso es justo lo que pasa con el ecodiseño.
La sostenibilidad es un concepto que designa un desarrollo presente que no comprometa el del futuro. Si bien lo más lógico es que se aplique en un sentido medioambiental, no es su única acepción.
El diseño sostenible, por tanto, contempla más aspectos a parte de la sostenibilidad ecológica, sino que un producto diseñado de manera sostenible puede buscar también serlo en un sentido social y económico.
Nuestras mascarillas, por ejemplo, cumplirían con estos criterios, ya que también contemplan aspectos como el consumo local y el apoyo a iniciativas sociales a través de la donación de parte de los beneficios.
Es decir, la visión que incorpora el diseño sostenible es bastante más holística que la del ecodiseño. Por tanto, un ecoproducto no tiene por qué ser sostenible 360º. Pero, ¿y viceversa? Parece lógico que un diseño sostenible tiene que ser un ecoproducto. Pero no está tan claro.
Lo cierto es que el ecodiseño no es ‘una parte’ del diseño sostenible, sino que es una disciplina centrada en la sostenibilidad ecológica, pero que lleva muy lejos este concepto. Lo que sí se cumple en cualquier ecoproducto es el cuidado y el análisis durante todas las fases del ciclo de vida del mismo.
Hasta aquí, ya deberíamos tener claro en qué consiste el ecodiseño: minimización del impacto ambiental y contaminante, alargamiento de la vida útil del producto, imitación de los modos de comportamiento de la naturaleza…
Por si aún estás dudando sobre los beneficios del ecodiseño, terminamos este artículo contándote qué es todo lo que te puede aportar esta técnica, o mejor dicho, esta filosofía.
• Se favorece el ahorro de energía, ya que generalmente se busca la eficiencia en términos energéticos y el uso mínimo de materias primas.
• Aporta valor añadido y mejora la imagen de marca de las empresas que lo utilizan.
• Supone el refuerzo de una industria más innovadora y más comprometida con el medioambiente.
• Los ecoproductos suelen ser más atractivos para los consumidores, ya que en general tienen varias funciones y son fabricados para una duración a largo plazo, sin obsolescencia programada.
¿A qué estás esperando para empezar a copiar a la naturaleza?
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