
La participación de los jóvenes en la cumbre del clima
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Seguramente hayas escuchado que la Unión Europea lanzó en 2019 el European Green Deal o Pacto Verde Europeo. En ese pacto se subrayó la necesidad de actuaciones para dirigir los flujos financieros y de capital hacia las inversiones verdes y anunció que la Comisión Europea presentaría diferentes propuestas para cumplir las metas marcadas.
Cumpliendo con lo dicho, como parte del Green Deal, la Comisión Europea presentó el 14 de enero de 2020 el Plan de Inversiones del Pacto Verde Europeo que establece un marco para facilitar las inversiones públicas y privadas necesarias para la transición a una economía más sostenible. Entre otras medidas, se establecerá un Estándar de Bonos Verdes de la UE que aún está por llegar y que se está trabajando desde el grupo de técnicos especializado en finanzas sostenibles de la Comisión Europea (TEG).
Pero esto de los bonos verdes no es algo que se haya creado solo desde la Unión Europea, sino que ya existía desde hace algo más de una década y desde el principio se reconoció en la comunidad internacional, por países del hemisferio norte y sur, como una herramienta necesaria para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible, sobre todo los números 7 (energía asequible y no contaminante) y 13 (acción por el clima).
Pero, ¿qué es esto de los bonos verdes? Muchas veces dejamos los temas financieros de lado porque los suelen explicar de una forma poca comunicativa, pero hablar de ellos es hablar de desarrollo sostenible. Así que:
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Y no, no nos referimos al famoso cantante del grupo U2…
Al comprar un bono, un inversor (comprador) está dando al emisor un préstamo, y éste se compromete a devolverle el valor nominal del préstamo en una fecha específica y a pagarle periódicamente intereses, normalmente dos veces al año. Los bonos pueden ser emitidos por empresas o gobiernos. En definitiva, es un préstamo con intereses que un inversor puede comprar y, por tanto, estar prestando dinero para que el emisor pueda utilizarlo.
Los mercados financieros están en continua evolución y realmente no hay una definición estricta sobre qué es un bono verde, tampoco una autoridad internacional que pueda decidir cómo distinguir un bono verde de un bono ordinario. Pero podemos definirlos como aquellos bonos que usan ese dinero que reciben de los inversores (proceeds en inglés) para financiar proyectos nuevos o ya existentes predeterminados en materia de sostenibilidad. Lo importante de esto es que los inversores, antes de invertir en un bono, deben poder conocer a qué proyectos o tipo de actividades sostenibles va a ir su dinero. De ahí que digamos que están predeterminados.
La diferencia entre los bonos verdes y los bonos ordinarios es el uso previsto de los ingresos por parte del emisor. En los bonos verdes, ese uso estará predefinido para actividades medioambientalmente sostenibles.
Por poner un ejemplo, para bajar todos estos conceptos a tierra: una empresa promotora de viviendas y edificios puede recaudar fondos a través de una emisión de bonos ordinarios para financiar todo tipo de propiedades y operaciones cotidianas. Sin embargo, si la misma empresa emite un bono verde, los ingresos sólo pueden utilizarse para proyectos predefinidos con un beneficio medioambiental. Estos pueden ser, por ejemplo, la construcción de propiedades con un 30% menos de uso de energía que la media nacional, que reduzcan su huella de carbono.
El mercado de los bonos verdes emergió sobre todo a partir de la actuación de dos grandes instituciones:
Desde entonces el mercado de los bonos verdes ha crecido y mucho, especialmente en los últimos cinco a siete años. Por hacernos a la idea, en el año 2015 se emitieron bonos verdes por un valor de 50 billones de dólares a nivel mundial y en el año 2020 por un valor aproximado de 300 billones de dólares.
Cuando todo empezó los principales emisores eran organizaciones internacionales, pero año tras año diferentes entidades se unieron a emitir bonos verdes, incluyendo empresas o gobiernos municipales de todo el planeta.
Por ejemplo, en el año 2020 la Comunidad de Madrid se convirtió en la primera comunidad autónoma de España en realizar una emisión pública de bonos verdes por un valor de 700 millones de euros a 7 años. ¿Esto qué significa exactamente? Significa que la Comunidad de Madrid ha emitido deuda para financiar proyectos relacionados con el medio ambiente que devolverá dentro de siete años, con intereses, habiendo podido ya rentabilizar esa deuda. La emisión de estos bonos verdes tuvo una alta demanda, superado los 3.000 millones de euros por parte de más de 170 inversores. Aunque finalmente solo se llegó a emitir 700 millones de euros.
¿Son éstas buenas noticias?
¿Por qué me ha de interesar como ciudadano y como empresa? ¿Qué aportan a la sociedad?
Parecen de hecho buenísimas noticias, no solo por el hecho de que ahora empresas y entidades públicas estén recurriendo a la inversión en proyectos medioambientales, sino porque ahora el mercado de la deuda tiene un instrumento financiero que ya está más o menos consolidado y que permite a algunos inversores que quizá antes no tenía dónde colocar su dinero de manera sostenible. Poder encontrar estas opciones en el mercado de activos financieros y utilizar su dinero para un desarrollo sostenible.
Pero… ¿son todo buenas noticias? La verdad es que no, como en todo este ámbito de “lo verde”, nos encontramos con el problema del greenwashing, emisores que anuncian un bono como verde pero que no tiene nada de verde. Sí que es verdad, que al igual que con el tema de las finanzas sostenibles los inversores cuentan con Principios de los Bonos Verdes de la Asociación Internacional de Mercados de Capitales (ICMA) para tener una guía y evitar esto, pero estos principios son voluntarios.
Por otro lado, para invertir en bonos verdes se necesita mucho más dinero que para invertir en la compra de acciones de una empresa que creemos que lo está haciendo bien medioambientalmente, por tanto, estos bonos desgraciadamente no están a disposición de todos los inversores.
¡Aún queda mucho camino por andar! Veremos que ocurre en los próximos años, pero sin duda es un asunto qué debe importarnos como ciudadanos, ya que hasta nuestra compañía eléctrica está ya emitiendo bonos verdes y como empresas porque muchas instituciones están buscando proyectos en los que invertir con ese dinero que reciben de la emisión de un bono verde.
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