¿Qué es la biomímesis?

biomimesis

El mes pasado probamos a hacer uno de nuestros artículos en formato entrevista, ¡y hemos querido repetir! En esta ocasión hemos hablado con Ana Rodríguez Vázquez sobre la biomímesis y su potencial importancia.

Ana Rodríguez es cofundadora de Alén, donde actualmente es la responsable de Innovación y Diseño regenerativo. También es consultora independiente de sostenibilidad estratégica, EC y Responsabilidad Social Corporativa. Además, está haciendo el doctorado en Economía Circular y es profesora invitada en diferentes másteres y cursos de posgrado universitarios.

Índice

Biomímesis: en qué consiste y cómo se lleva a cabo

Pregunta: La biomímesis consiste en estudiar a la naturaleza y sus modelos como fuente de inspiración para emularlos para resolver problemas humanos. De forma más técnica, ¿cómo se lleva a cabo?

Ana Rodríguez: La biomímesis se puede aplicar, en realidad, en cualquier ámbito. Por ejemplo, Gaudí utilizó como referencia las estructuras de los árboles y los bosques para diseñar la Sagrada Familia. La construcción de los termiteros en África también ha servido como inspiración para construir edificios que estén termorregulados. O sea, que tiene aplicación desde la ingeniería, la arquitectura, la medicina, el desarrollo de productos y materiales o la nanotecnología.

Al final, se trata de preguntarse a la hora de afrontar un nuevo problema, de qué manera la naturaleza resolvería ese problema e intentar buscar soluciones aplicables.

P: Además de “resolver problemas humanos”, ¿cuáles son los objetivos de la biomimética? O, dicho de otra manera, ¿para qué sirve y qué busca conseguir?

A: Yo creo que la naturaleza nos puede servir como mentora, como referencia. De hecho, es la empresa con mayor éxito en I+D de la historia, en la que ha buscado soluciones para todos los retos que se han ido planteando con un impacto mínimo. En realidad parte de la filosofía de la biomímesis es llevar la eficiencia al mayor nivel y no generar residuos. Si el ser humano emulara la naturaleza, tendría un impacto realmente mínimo, y no nos encontraríamos en la situación crítica en la que nos encontramos.

Biomimética y la importancia del diseño

P: Tienes una charla de TEDx Málaga hablando sobre ello, pero, si tuvieras que resumirlo… ¿Qué y cómo puede aportar la biomímesis en la EC?

A: Básicamente los dos puntos fuertes son la eficiencia de los recursos, y la eliminación del concepto de residuo, que a su vez está muy vinculada a la Economía Circular.

Por eso es, o debería de ser, una de las referencias en la transición hacia una economía circular. Herramienta, metodología e inspiración, ya que al final el concepto es simple, y la complejidad reside en su aplicación, que en ocasiones requiere de desarrollos muy tecnológicos.

En este sentido, comparados con la naturaleza, el ser humano no ha sabido hacer un uso eficiente de los materiales, y la prueba es que utilizamos infinidad de combinaciones de materiales, mezclas que luego son sumamente complejas de volver a introducir en el ciclo biológico o tecnológico, mientras que la naturaleza emplea un número de materiales muy limitado y sumamente compatible. 

P: ¿Dirías que el diseño es un punto importante en la EC?

A: Sí, desde luego. El diseño es clave. Mi formación de base es en diseño industrial, que a priori podría parecer que no tiene una relación directa con la economía circular o la eficiencia de procesos.  

Sin embargo, el diseño determina en gran parte cuáles van a ser los impactos a lo largo del ciclo de vida de un producto o servicio. Se dice de forma general que en la fase de diseño se pueden determinar hasta el 80 %  de esos impactos: desde dónde extraes las materias primas, qué tipo de materias primas vas a utilizar, cómo es ese ensamblaje de productos, si ha sido diseñado para el desensamblaje, si se han minimizado las partes, las uniones atornilladas, etcétera.

Hasta ahora se le está dando muy poca importancia, es algo que desde mi punto de vista no se menciona y no se trabaja lo suficiente.

Tradicionalmente, desde el diseño se  ha tenido poco o nada en cuenta la dimensión ambiental, se valoran otros factores como el económico, la usabilidad, la ergonomía… Pero el impacto ambiental poco, y todavía menos desde un enfoque de ciclo de vida.

P: ¿Un ejemplo de biomímesis?

A: Podría poner muchos. Ahora mismo se me viene a la mente el de cómo se solucionó el problema que generaba el ‘tren bala’ en Japón. Este tren conseguía alcanzar velocidades muy altas, pero cuando entraba en los túneles generaba muchísimo ruido (decían que se podía escuchar, creo, hasta a 25 kilómetros de distancia).

Tenía una forma redondeada en el frente y una de las personas que estaba en el equipo de diseño, que además era ornitólogo y muy apasionado del mundo relacionado con los pájaros, se inspiró en el martín pescador, que es capaz de introducirse en el agua desde el aire con una fricción muy pequeña para capturar sus presas. Esta misma idea, afilando el pico del tren, la aplicaron en el rediseño y consiguieron no solamente reducir la fricción y el ruido sino también aumentar la velocidad.

O sea que en cuanto a eficiencia de los recursos también es importante.

P: ¿Y otro ejemplo aplicado a la EC?

A: Un gran ejemplo podría ser el de lo productos de la empresa Ecovative Design, que emplea materiales de origen fúngico (mediante micelios que se alimentan de residuos agrícolas que actúan como aglutinante), para producir diferentes materiales con múltiples aplicaciones, desde lámparas a embalaje, o materiales de construcción, todos ellos completamente biodegradables, compostables y por lo tanto integrables en el ciclo biológico en forma de nutrientes.

Una visión global sobre el biomimetismo y la EC

P: En la charla de la que hablábamos ilustras la idea de que “de nada sirve que recojamos los plásticos de los mares si no vamos al origen del problema, el cómo se diseñan los productos y los procesos y, sobre todo, si no cambiamos nuestros modelos de consumo”. ¿Deberíamos también cambiar los modelos de producción?

A: Sí, efectivamente, es todo: el cómo producimos y el cómo consumimos. Necesitamos procesos más limpios, con un menor impacto.

Desde el papel del consumidor tenemos que cambiar los roles aprendidos y la inercia del ritmo con el que vivimos que nos lleva a consumir muchos productos que con frecuencia no necesitamos. Por parte de la industria tiene que haber un giro de 180 grados y dejar de centrarse únicamente en el impacto económico que tienen sus decisiones en su cuenta de resultados, para empezar a integrar la dimensión ambiental (y social).

Esto es como un boomerang y la Tierra nos lo está devolviendo. Si alguien todavía tenía dudas de que el cambio climático no existía, ahora ha quedado más claro que nunca. Y no solamente tiene un impacto a nivel ambiental, sino también social, donde los refugiados climáticos son por desgracia un buen ejemplo. La biomímesis y la EC también tienen mucho que ver con producir y consumir de manera local, con contar con lo que tenemos en nuestro entorno y en nuestro “ecosistema” social.

P: ¿Es incompatible la lógica de la EC con la lógica del beneficio económico de las grandes cadenas de producción?

A: Yo creo que es totalmente compatible. En realidad la EC aporta valor añadido al enfoque tradicional, siendo mucho más eficiente en recursos, en los procesos… También te proteges frente a cambios normativos y frente a oscilaciones en tus precios. Hay materiales, y cada vez habrá más, que van a incrementar sus precios porque la disponibilidad de ciertos elementos de la tabla periódica ya es super limitada. Se dice últimamente que acabaremos volviendo a los vertederos a recuperar los materiales que ahora desperdiciamos, como si no tuviéramos una disponibilidad ilimitada.

P: ¿Cómo se puede conseguir que una gran empresa quiera introducir la Economía Circular en sus procesos?

A: Se me está ocurriendo ahora mismo un ejemplo muy ilustrativo, que es el convenio al que llegaron Philips y el aeropuerto de Schipol (Ámsterdam). Philips no le vende las bombillas, ni los dispositivos electrónicos para producir luz, le vende los lúmenes. Para el aeropuerto resulta muy cómodo externalizar toda la gestión de la iluminación a una empresa que se encarga de todo, mientras que para Philips esto le lleva a una optimización en sus diseños y procesos para maximizar sus beneficios.

Al final es un cambio en el modelo de negocio hacia la servitización, que ya hay muchas empresas que están implementando. Y obviamente tiene un beneficio económico, porque de otro modo no sería una opción viable. Ahora la empresa Philips es la que mayor interés tiene en que sus productos sean duraderos y tengan una muy buena calidad, lo que contribuye al fin último de la EC que es mantener los materiales y productos en uso el mayor tiempo posible.

P: ¿Crees que los avances que se están haciendo en los últimos años en EC van en buen camino?

A: Honestamente tengo la sensación de que van sumamente lentos y que están muy motivados por las ayudas que van a venir de Europa, con los fondos Next Generation, que para algunas empresas suponen un acicate económico únicamente, más allá de entender y ver la oportunidad que Europa ofrece y promueve hacia un cambio en nuestro modelo económico actual. También creo que todavía hay muchísimo desconocimiento a nivel general sobre la Economía Circular.

Algo que me da mucha rabia es asociar el reciclaje o el consumo de productos orgánicos a “ayudar a la naturaleza”. Para mí eso no es ayudar a la naturaleza, es disminuir el tremendo impacto que causamos. Creo que con frecuencia  nos queremos convencer de que lo estamos haciendo bien… Y sí, las pequeñas acciones cuentan, pero en muchos casos es más autocomplacencia que impacto en un cambio real. La EC va en primer lugar de reducir, y eso es algo que no tenemos integrado y que tampoco es políticamente correcto decir porque se asocia a una desaceleración económica. Podemos consumir menos y mejor, sin perder calidad de vida (¡al contrario!), y a la vez generar nuevos modelos de negocio basados en la reutilización, la refabricación o la servitización.

“A la biomímesis todavía le falta muchísimo recorrido”

P: Una pregunta algo más personal: ¿Cómo empezaste a interesarte por la biomímesis y a pensar que pudiera tener importancia?

A: Creo que fue algo paulatino. Yo siempre he sido una persona super sensible con la naturaleza, con los animales, y en general a todo lo que me rodea. Eso te lleva a apreciar los detalles, a la admiración…das un paseo por un bosque o ves un reportaje en la televisión y la reflexión no puede ser otra que pensar: “¡Es que la naturaleza es increíble!”. Creo que para mí ese fue el origen, que ha partido de la sensibilidad y la observación, de empezar a conocer cómo operan los animales, las plantas, los ecosistemas; y cómo resuelven y superan adversidades  sumamente complejas de un modo increíblemente ingenioso e innovador.

P: Acaba de salir el último informe del IPCC reafirmando que todavía falta mucho para lograr evitar que el calentamiento global no sobrepase los 1,5ºC; pero que aún es posible. En la charla de TEDx decías que “las posibilidades de la EC y la biomímesis son reales, no son una utopía. Lo que es una utopía es creer que los recursos naturales seguirán siendo indefinidos”. Ahora mismo, ¿cómo ves el futuro? ¿Crees que la biomímesis puede ser una solución para frenar las peores consecuencias de la crisis climática?

A: Creo que a la biomímesis le falta muchísimo recorrido para que realmente suponga un cambio. Si la EC es algo todavía desconocido, a pesar de que esté de moda y se escuche por todas partes, aunque la gente tenga una visión muy sesgada de qué es… Pues la biomímesis está a años luz de eso. Para que haya un impacto tiene que haber un conocimiento mucho mayor y más inversión en I+D+i. Y más sensibilidad, creo que nos falta mucha sensibilidad y consciencia sobre el impacto que estamos generando.

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Para terminar este artículo, queríamos coger otra frase con la que Ana Rodríguez explicaba la importancia de aprender de la naturaleza en una de sus charlas sobre biomimética:

“Se trata de emular no solo las formas, sino también las estrategias y los mecanismos de la naturaleza en nuestros diseños. Y, sobre todo, de hacer ese cambio que nos permita valorar la naturaleza no solo por lo que podemos extraer de ella, sino por todo lo que podemos aprender de ella.”

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